¿Qué es la microbiota?

No estamos solos. Una numerosa población microbiana ocupa gran parte de nuestro cuerpo y convive con nosotros desde que nacemos, estableciendo una relación de simbiosis. De hecho, el estudio de la microbiota está cobrando cada vez más importancia debido a que está íntimamente relacionada con nuestro estado de salud. Cuanto más la conozcamos, mejor podremos influir positivamente sobre ella. 

Funciones de la microbiota intestinal

Acciones vinculadas a la microbiota intestinal

Fabricación y absorción de nutrientes: Producción de algunas vitaminas como la K, B3, B5, B6, B7, ácido fólico y vitamina B12. Aumenta la biodisponibilidad de minerales como el hierro, calcio, magnesio, cobre y zinc. 

Nutrición y metabolismo: La fermentación de carbohidratos da lugar a la formación de ácidos grasos de cadena corta como el acetato, propionato y butirato, los cuales intervienen en una gran cantidad de funciones beneficiosas para el organismo. 

Síntesis y modulación de neurotransmisores: En el intestino se produce el 90% de la serotonina y la microbiota se encarga de regular neurotransmisores como el GABA, dopamina, triptamina y norepinefrina. Favorece la funcionalidad bidireccional del eje intestino-cerebro. 

Función de protección: Las bacterias que forman la microbiota segregan sustancias antimicrobianas con el fin de inhibir la proliferación de bacterias patógenas. 

Regulación del sistema inmune: la microbiota regula gran parte de la inmunidad innata y la adquirida (más del 80% de las células inmunitarias se ubican en el intestino). Asimismo, las bacterias beneficiosas de la microbiota actúan como presentadoras de antígenos y dan lugar a una respuesta inmune que previene la invasión de patógenos. 

Modulación del metabolismo energético: El consumo excesivo de lípidos altera la composición de la microbiota y predispone a un estado proinflamatorio y a la resistencia a la insulina. Una microbiota sana contribuye a modular el metabolismo energético. 

Regulación del tránsito intestinal: la microbiota sana favorece el tránsito intestinal y la destrucción de sustancias nocivas para el organismo. 

Adquisicion de la microbiota


Prácticamente en el momento del parto es cuando comienza a formarse la microbiota, aunque ya existe un intercambio de bacterias a través de la placenta y del líquido amniótico entre la gestante y el feto. El tipo de parto (vaginal o por cesárea) es importante para determinar la microbiota adulta, siendo el parto vaginal el más beneficioso para contribuir a desarrollar una microbiota sana.  

La evolución de la microbiota es un proceso dinámico que viene determinado por el entorno, los hábitos, la alimentación, el estrés, infecciones y/o la toma continuada de medicamentos que alteran la microbiota, como por ejemplo AINEs y antibióticos. Los mayores cambios en la composición se producen entre los cuatro y los doce meses de edad, estabilizándose en la infancia hacia los 2-3 años y afianzándose hacia los 4-5 años en cuanto a diversidad y cantidad. A partir de ahí, esa microbiota adulta e individual nos acompañará durante gran parte de nuestra vida si no hay disbiosis debida a enfermedades u otros factores. A partir de los 60 años cuando empieza a modificarse otra vez, de forma natural. Estos cambios suelen ser más moderados que al principio de la vida.

Evolución de la microbiota con la edad


La edad es determinante para nuestra microbiota y se va modificando con la misma. Conocer la composición de la microbiota en cada periodo de la vida permite diseñar estrategias de tratamiento con probióticos mas especificas. La evolución de la microbiota desde la infancia hasta la vejez se puede visualizar en la imagen extraída del estudio Morinaga Milk de 2017.

Microbiota y disbiosis


La microbiota no tiene una composición fija, es decir, presenta un equilibrio dinámico. Sobre la microbiota influyen numerosos factores que pueden alterar esa composición, aunque se puede revertir sin problema. Cuando el equilibrio se rompe y las bacterias residentes en nuestro organismo no son capaces de adaptarse a esas circunstancias, la microbiota deja de cumplir sus funciones y no es capaz de preservar la salud del hospedador, dando lugar a la aparición de la disbiosis. 



Aplicaciones de algunas cepas de bifidobacterias y lactobacillus

Aplicaciones de algunas cepas de bifidobacterias y lactobacillus
  • Procesos infecciosos agudos o recidivantes.
  • Reducción en la duración y prevención de las diarreas.
  • Dermatitis atópica.
  • Alergias e intolerancias.
  • Infección por helicobacter pylori.
  • Infecciones urogenitales puntuales y recurrentes.
  • Enfermedad inflamatoria intestinal.
  • Síndrome metabólico.
  • Celiaquía y sus manifestaciones.
  • Refuerzo del sistema inmunológico.
  • Enfermedad diverticular.
  • Enfermedades neurológicas autoinmunes, neurodegenerativas o trastornos del comportamiento, incluso las relacionadas con el estrés.



La evolución de la microbiota es un proceso dinámico que viene determinado por el entorno, los hábitos, la alimentación, el estrés, infecciones y/o la toma continuada de medicamentos que alteran la microbiota, como por ejemplo AINEs y antibióticos. Los mayores cambios en la composición se producen entre los cuatro y los doce meses de edad, estabilizándose en la infancia hacia los 2-3 años y afianzándose hacia los 4-5 años en cuanto a diversidad y cantidad. A partir de ahí, esa microbiota adulta e individual nos acompañará durante toda nuestra vida.

Algunos estudios sobre la microbiota y probióticos

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Los complementos alimenticios no están pensados como sustitutos de una alimentación variada y equilibrada ni de un estilo de vida saludable.  

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